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En el espacio cultural "La Yapa", en el centro histórico de Quito, se realiza un tipo de teatro muy peculiar, donde el protagonista es el oprimido.​

 

Paula Castello hace teatro del oprimido hace algún tiempo. La primera vez que vino al Ecuador fue con sus padres. Desde esa época en que migró de Argentina, decidió continuar explorando el Ecuador años después. En esas segundas y terceras visitas, se involucró con la puesta en escena de un teatro que relata la vida de una persona que ha sido oprimida en distintos aspectos de su vida y que busca, a través de la escena representada, una solución a sus problemas. 

 

El teatro del oprimido surge como una metodología dentro del teatro social. En los años 70 en Brasil, Augusto Boal se dio cuenta que salir a dar mensajes con una obra de teatro no servía para nada. Empezó a investigar y desarrolló una metodología para que las propias personas cuenten su realidad desde su perspectiva y la planteen al públcio en búsqueda de soluciones. "Los ejercicios del teatro del oprimido te llevan a conocer tu propio cuerpo, a través de la exploración de los sentidos.Se busca recuperar los medios estéticos: la palabra, la imagen y el sonido. Todo eso está controlado desde afuera y lo que se quiere es que la gente pueda producir su propio arte reconociendo esos medios.  Se quiere buscar transformar la realidad desde tu propia lógica". 

 

Además de su trabajo con el teatro del oprimido, Paula es feminista. Para ella, el feminismo es  "una apuesta por encontrar la armonía de todos los seres que habitan la tierra y desde ahí cuestionar el sistema en el que vivimos ". ​ En ese cuestionamiento entra el arte como "un lenguaje distinto desde el que se puede dialogar de una manera más incluyente". Para Paula, el teatro del oprimido es un método muy beneficioso para el feminismo. "El teatro del oprimido nos sirve para transformar nuestra realidad y el feminismo plantea una realidad que hay que transformarla".

 

 

 

 

"El arte me ha brindado la posibilidad de expresar las cosas desde una posición mucho más sensorial y en diálogo con otra persona. El arte en el activismo es una puerta a un diálogo más incluyente y amigable." 

Teatro del oprimido

Feminismo en escena

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