Cayetana Salao participó en algunos concursos de belleza en su infancia. Vivió en una parroquia rural de la serranía sur del Ecuador, donde, por su piel clara, la escogieron para ser el rostro de la “más bonita”. Ella nunca se sintió cómoda en ese papel. “Con mi madre no queríamos ir a comprar un vestido, hacíamos un personaje sencillo y llegaba donde las profesoras con un vestido simple, sin maquillaje y sin tacos y eso les molestaba. Como era niña no gestionaba mi cuerpo, sino que el resto lo hacia por mí y asumían mi feminidad de acuerdo a su mirada”.

 
En esa época de infancia, vivió la mirada de un hombre que a sus doce años de edad le dijo, de manera “morbosa”, que se estaba “desarrollando”. “Eso fue algo muy fuerte en mi niñez y me hizo pensar en cómo presentarme ante los demás para que no me jodan”. Comenzó a usar ropa que disimulara las curvas del cuerpo femenino, con el único fin de sentirse cómoda frente a la mirada externa.
 
Llegó a Quito años después y se dio cuenta que si bien en el campo existe una división sexual de los roles de género, en la ciudad "era mucho más difícil traspasar fronteras". “Siempre he tenido el shock de cómo se ve el cuerpo de las mujeres en la ciudad y comencé a cuestionar cómo está mi cuerpo en este espacio”. Decide que la mejor manera de subvertir el orden que regula la presentación de los cuerpos como femeninos o masculinos ,es el arte. “Artísticamente me pongo a pensar cómo puedo traspasar esas fronteras y eso ha sido una posibilidad para jugar con mi cuerpo en lo escénico”. Incursionó en el teatro drag en el 2005,  presentándose en el papel de Drag King,  escenificando estereotipos de hombres de la ciudad.  
 
Luego vino el rap con una pedida de mano pública en la Plaza Foch a una mujer transgénero. En una alianza con el "Proyecto Transgénero", Cayetana decidió hacer esta acción pública uniendo su situación sentimental con una propuesta política y jurídica. Aunque no dio resultado, porque su pareja se sintió mal por exponerse públicamente, Cayetana se dio cuenta que podía hacer rap. “El hip hop me da la posibilidad de hablar de la realidad con rimas espontáneas, como una especie de responsabilidad política. Se trata de encontrar un mensaje histórico”.